Marie Curie. Fisicoquímica Polaca
Ganadora Premio Nobel Por
Química Radioactiva.
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Las mujeres han sido marginadas y olvidadas a lo largo
de los siglos, a excepción de algunas, que han hecho cosas muy muy
importantes, y esas, no han podido ser apartadas del proceso histórico.
EL SIGLO XVIII: TRABAJO, FAMILIA Y NUEVAS IDEAS
A partir del siglo XV hubo algunas mujeres que se involucraron en la reivindicación sobre los derechos de la mujer. Esta corriente de pensamiento fue conocida como la querelle des femmes. Una
disputa entre escritoras y escritores sobre la dignidad de las mujeres
que se prolongaría el siglo siguiente y que tendría entre sus
representantes a Margarita de Navarra. Reivindicaron reformas sociales
así como el acceso a la educación y a la cultura. Este movimiento se
extendió hasta finales del siglo XVIII, pues, en este siglo se iniciaron
los cambios.
FAMILIA, CASA Y TRABAJO
En la casa
se producía la mayor parte de lo necesario para subsistir. Todos los
miembros, según su edad y sexo, colaboraban en casa. Las mujeres como
siempre, tenían doble trabajo: el doméstico y en la industria rural
(sistema doméstico).
En el ámbito rural, las familias vivían de
lo que sus campos podían ofrecerles, siendo una situación bastante
insegura, ya que eso dependía del tiempo, y eso no se podía predestinar.
En las ciudades la vida de la familia giraba alrededor de las
factorías y talleres. Y sobre todo en esta situación las mujeres no solo
se encargaban de las tareas domésticas sino que, también trabajaban en
los talleres, sobre todo en las manufacturas textiles.
La mujer
seguía estando regida por leyes morales y clasificada según su estado
civil; los casamientos seguían siendo una elección paterna y de
conveniencia. Una mujer soltera estaba mal visto en aquella época, sin
embargo, la viudedad era el estado que más respeto se ganaba.
LAS IDEAS DE LA ILUSTRACÍON
La
Ilustración trajo consigo principios de igualdad y libertad. Las
mujeres aprovecharon el acontecimiento de la Revolución Francesa para
reivindicarse e incluso participaron en los denominados motines de
subsistencia. Además existían organizaciones de mujeres que apoyaban la
causa. Una mujer reivindicativa de esta época es Olimpia de Gouges que
escribió en 1791 los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana que
le llevaron al patíbulo en 1793.Napoleón Bonaparte dictó el Código Civil
en el que se les quitaba los derechos a las mujeres. El contenido de
este Código se extendió por Europa y Estados Unidos.
EL SIGLO XIX: DEL TRABAJO EN LA CASA A LAS FÁBRICAS
Llevar
el doble trabajo (el de la casa y en los talleres) a las mujeres se les
hizo casi imposible, puesto que se duplicaron las horas de trabajo en
el sistema fabril. Así que solo las solteras pudieron ejercer este
trabajo.
LAS IDEAS SOBRE LAS MUJERES
La gente opinaba
que la función de la mujer era ser ama de casa y esposa y madre. Así
pues, trabajar en una fábrica estaba mal visto porque lo veían como un
desafío al género trabajador (dícese el masculino).
LA RESPUESTA DE LAS MUJERES
En
Estados Unidos nació el movimiento sufragista, una reivindicación de la
equiparación política y legislativa, acto que hizo que se escuchara a
las mujeres. En el Reino Unido se hicieron algunas reformas a favor de
las mujeres.
Algunas otras se unieron en las “campañas contra el
vicio” para quitar las leyes que regulaban la prostitución, que ellas
calificaron como degradantes y que atacaban a su privacidad. Esta ley
daba derecho a un policía a acusar a una mujer de prostituta sin más
motivo que el de sospecha y hacer que esta mujer se hiciera una revisión
médica y que el policía la registrara.
En Gran Bretaña se fundó
la “asociación nacional de las damas” por Josephine Butler. Esta
asociación fue fundada para la reivindicación de las leyes estatales que
regulaban la prostitución.
EL SIGLO XX: HACIA LA IGUALDAD DE DERECHOS
Las
asociaciones de mujeres se fueron disolviendo cuando, el 1 de Octubre de
1931 fue aprobado el sufragio universal en el Congreso de los
Diputados.
A partir del siglo XX cambió la condición social de las mujeres; fumaban, conducían… y a nadie le parecía algo raro.
A partir de la Primera Guerra Mundial se incorporaron a las fábricas y se pusieron al cargo de servicios sociales.
Será
después de la Segunda Guerra Mundial cuando el feminismo, como
ideología, sea asumido por toda la sociedad, y ello gracias a la
información y a la sociedad de masas. Las mujeres se incorporaron al
ámbito laboral y esto supuso la segunda ola del feminismo.
LA SEGUNDA OLA DEL FEMINISMO
En los años 60 se puso en evidencia en toda Europa un sistema político y social sexista, racista e imperialista.
Se produjeron crisis de valores que llevaron a protestas por parte de la ciudadanía femenina como la de Mayo del 68.
En
general las mujeres reivindicaron en condiciones de igualdad con los
varones el acceso a todos los ámbitos y niveles de la actividad humana.
Tras los años de entreguerras, las preocupaciones feministas volvieron a
aparecer a finales de la década de los sesenta como el movimiento de
liberación de la mujer. Este movimiento resucitó los antiguos sueños de
igualdad política y económica, pero también fue más lejos, y exigió una
transformación radical de la sociedad.
Esta ola tuvo su origen en
la percepción por parte de las mujeres de la injusticia de su situación
y en su rechazo a aceptarla. El nuevo movimiento de liberación de la
mujer se creó en oposición a hombres de una misma ideología. Las
feministas insistían ahora en que la igualdad que se suponía que habían
alcanzado no era igualdad en absoluto. Criticaron la contradicción
existente entre los ideales y la práctica, entre las promesas y la
realidad, entre lo que les decían que habían conseguido y la percepción
concreta de su propia situación. Uno de los primeros lemas y
convicciones del movimiento de liberación de la mujer es que "lo
personal es político", que las experiencias personales de las mujeres
son válidas y tienen importantes consecuencias políticas para la
sociedad y la cultura. Temas que antes eran "innombrables", como el
aborto y la violación, se convirtieron así en cuestiones de discurso
político y acción feminista.
A lo largo de la década de los
setenta, el movimiento de la liberación de la mujer consiguió para las
mujeres del mundo occidental un cierto grado de control sobre sus
propios cuerpos, especialmente sobre su fecundidad y sexualidad. A lo
largo de la historia europea, las iglesias y los gobiernos habían
procurado regular ambas cosas. La liberación de la mujer luchó con éxito
por conseguir derechos relacionados con el divorcio, por la igualdad en
el matrimonio y respecto a la tutela de los hijos, por que se pusiera
fin a las desventajas legales de las madres solteras y de sus hijos. El
movimiento concentró sus energías particularmente en conseguir que las
mujeres tuvieran acceso a los medios anticonceptivos y al aborto y en
terminar con las leyes que declaraban ambos ilegales. Además, el
movimiento promovió una nueva actitud ante la violación y logró hacer
que la violencia sexual contra las mujeres fuera una cuestión política.
Cuestionó la doble moral para los hombres y mujeres, el estatus marginal
de las prostitutas, incluso la creencia de que los humanos eran por
naturaleza heterosexuales. Las campañas por el derecho a los
anticonceptivos y al aborto hicieron también que las mujeres rechazaran
las tradiciones que intentaban controlar su sexualidad además de su
fertilidad. Las feministas hacían visibles temas que antes habían sido
tabú: la masturbación, el incesto, la homosexualidad, la violación, la
menstruación. Hicieron de tres cuestiones asuntos de política general y
reforma jurídica: los derechos de las prostitutas, la violencia sexual
contra las mujeres y los derechos de los homosexuales, especialmente de
las lesbianas.
En las últimas décadas, el movimiento de la
liberación de la mujer ha tenido como objetivo prioritario cambiar todas
las situaciones de desigualdad y discriminación que vivimos las mujeres
a nivel social, económico y político, centrándose sobre todo en la
violencia sexista y la feminización de la pobreza. Su meta sigue siendo
transformar no sólo la vida de las mujeres, sino la de toda la sociedad.
El sufragismo centró su
lucha en dos objetivos que serían la puerta de acceso a la ciudadanía, a los
derechos y a los bienes: derecho al voto y derechos educativos: asegurar la
enseñanza reglada (aunque fuera con la justificación de cumplir las funciones
de madre y esposa), y reclamar la enseñanza media (aunque fuera para asegurar
la virtud de las que no accedieran al matrimonio).
Aquí comenzó a crearse el
ingente colectivo de enfermeras y maestras, o sea la apertura al ámbito
público, mediante su prolongación, de las tareas domésticas y del cuidado.
Durante el siglo XIX y hasta el primer cuarto del siglo pasado, algunas mujeres
fueron admitidas excepcionalmente en las universidades, apareciendo citadas en
las actas de final de carrera, pero sin poder obtener el título. Como oyentes,
u obligadas a ir vestidas de varón.
Durante todo este período,
las mujeres, casi ausentes de la educación reglada, no dejaron de ejercer su
papel de educadoras y cuidadoras en el ámbito doméstico. Los argumentos
antifeministas se apoyan en este hecho: “las primeras machistas son las
mujeres, que son las que educan a sus hijos –se supone que incluyen también a
las hijas- de una forma sexista”. Las mujeres educaban de acuerdo con el modelo
de la cultura dominante, que no era otro que el que respondía a la visión e
intereses del colectivo masculino.
En la actualidad las
madres siguen siendo mayoritariamente las responsables de la educación de sus
hijas e hijos, tanto en el ámbito doméstico, como en su prolongación en los centros
docentes: son las que más trabajan en las Asociaciones de padres y madres, pero
las que detentan menos cargos; las cartas van dirigidas normalmente al padre,
pero son ellas las que acuden a los centros a hablar con tutores y tutoras y
con el profesorado, las que más se implican en las actividades extraescolares.
EL RETO DEL FUTURO: LA IGUALDAD DE HECHO
La historia ya ha cambiado, pues los padres por igual, educan a los niños y hacen las tareas domésticas.
Pero, (como casi siempre tiene que haber un pero…) , todavía hay diferencias que nos afectan:
-Las mujeres trabajan más tiempo que los hombres.
-Hay pocas mujeres en cargos de poder.
-Hay más mujeres desempleadas.
-Los
medios de comunicación, sobre todo, ponen a la mujer de: ama de casa.
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